Reflejos e ideas. Son todo lo que soy, pues son lo único que me garantiza. Son los reflejos, ya de los espejos, ya de los charcos, ya de los demás, lo que me recuerda que aún sigo aquí, que no me he ido. Son las ideas que, huérfanas de una cabeza mejor, acuden a mi, las que me recuerdan que no estoy vacío por dentro, o al menos por ahora.
Superficie e interior. Son mi esencia y mi envoltura las que me hacen sentir casi completo, pero la ambigüedad de ambas es lo que hace que en su reciprocidad esté mi perdición. En mi concreto muere mi real, y en mi ideal nace mi ingenio, pero este no hace más que sucumbir a la tentación del concreto, y ahí vuelta a empezar.
Solamente en lo abstracto existe lo que de verdad es real, y según se señala con el dedo va perdiendo su esencia, su magia, tal es su fragilidad.
Al final, lo único que queda del genio es lo que resta entre el camino del concepto al papel, y de las sonrisas de complicidad que antaño me devolvía el espejo ya no queda más que el recuerdo, la idea, la esencia.
Sólo reflejos e ideas... y algo de suerte, claro. La suerte nunca se olvida.
lunes, 24 de septiembre de 2012
domingo, 22 de julio de 2012
Café solo.
Siente las sonrisas y compadécete de las sombras, pues no somos más que el reflejo de lo que un día quisieron ser. Y siendo no son ni más lejos que el sentir ni más cerca que la desidia, pues la simpleza no está si no en la mente que acepta el pecado como genialidad y consigue el placer de ver el mundo a ras de suelo, a ras de realidad.
Pero quien tiene la lanza que parta la coraza del gigante que no encierra más que rencor, ni menos que ello? No, la ilusión del tiempo que todo lo cura no es más que el espejismo de la monótona costumbre, y sin embargo cuan dulce es la continuidad de un devagar cuando a el ya nos hemos acostumbrado. Benditos los troncos arrancados e infelices tocones solitarios. Que de astillas clavadas en corazones ajenos se podría construir todo un barco de los recuerdos, pero las grietas de los corazones son buen refugio para las cicatrices esquivas, y las bofetadas que el viento te da cuando pides caricias son las que tu indómito martilleo siente a cada compás. Y hace frío. Pero ¿cómo no sentir frio cuando en la nevera no quedan ideas y el azucar de las miradas se ha quedado ciego de color amor? ¿Cómo no sentir picor en el pecho cuando no tienes uñas con que rascarte porque te las acabas de quitar con cloruro de rencor? No, el rencor nunca sabe bien, pero está un poco mejor si lo acompañas con café.
De este café sin leche que busca compañia entre las sonrisas y la neblina de las primeras horas es de lo que se hacen los conceptos. De esto, y del color; el color que nunca falte.
De este café sin leche que busca compañia entre las sonrisas y la neblina de las primeras horas es de lo que se hacen los conceptos. De esto, y del color; el color que nunca falte.
Recapitulemos.
Cada susurro, que se cuela en mi como vagabundas notas a través de los poros de mi piel. Cada poro de mi piel, que baila al compás del ritmo que impone mi corazón de color sombra. Cada sombra, pasajera oculta que busca su refugio en los rincones de las palabras. Cada rincón, esquina o sonrisa esquiva entre mil muecas forzadas a base de tiempo perdido. Cada segundo perdido, que me muestra los marcos de las fotografías que me quedan por sacar. Cada encuentro de un escalofrío con mi cuerpo, testigo del calor que falta y recordatorio de los delirios que quedan por llegar. Cada delirio, que surge como idea para morir como metáfora sin parte real. Cada parte de la realidad, que se clava en mi imaginación para convertirla en humo de brasas, ya ni de fuego. Cada resto de ceniza, que mancha las manos en un último esfuerzo por dejar huella, ya polvo y concepto, que mira sin ver, que habla sin ser escuchada. Cada cada, reflejo de mi parecer, y pesadilla de mi almohada.
Recapitulemos el sentir.
Recapitulemos el sentir.
sábado, 19 de mayo de 2012
Lagunas.
Ambigüedad, escaleras sin pasamanos, otra idea que se queda huérfana de realidad y otro pensamiento con frío en las orejas. Irónico como una puerta de cristal, triste como una pared que quería ser ventana. La almohada quiere compañía las horas que restan entre sueño y sueño; sueño con almohadas que despiertan. Claxon de un coche, sombras del sol, un charco escondido bajo una baldosa y el periódico de ayer que echa de menos al de mañana. Ya no queda agua en las fuentes y la cama sin hacer no otorga consuelo. No quedan bombillas, no quedan deberes, no quedan sentencias. ¿Punto final? Sonrisas y café. Solo un poco más mamá, a las primeras horas nunca hay amor.
viernes, 18 de mayo de 2012
Síntesis.
Caos, confusión, el desorden que nace del orden, o más bien al revés, o de hecho, ¿qué orden? Los primeros rayos tras las nubes, huele a folio sin ideas. Estrés, prisa, hace sueño en el ambiente y poco calor entre las líneas. Carraspeos de garganta, toses, el frío que no quiere estar sólo y las musas que no tienen calefacción. Hay polvo en las estanterías. Tacha, borra, escribe, tacha de nuevo. No hay delirio sin lucidez, y el placer de suprimir lo que al folio le falta de pergamino no tiene precio. Dos comas y lo dejo, solo una, ya.
jueves, 22 de marzo de 2012
Sólo una posibilidad más.
Puede que, si las circunstancias son propicias y el tiempo lo permite; si todo encaja y nada falta ni falla, en algún momento, instante, contexto quepa la remota y poco probable posibilidad, más condicional que realista, más fantasiosa que posible y, seamos realistas, más hipotética que veraz, de que los condicionales y circunstanciales azares de la realidad salven sus diferencias con lo plausible y se fundan dando así el suero que disuelva a los confusos pero densos rencores que conmigo mismo tengo, permitiendo al fin que la sangre vuelva a correr por mis venas e inunde mi corazón.
Hasta entonces, esperaré donde estoy...
...Donde tú me dejaste.
Hasta entonces, esperaré donde estoy...
...Donde tú me dejaste.
martes, 13 de marzo de 2012
Tintes de almíbar.
Me duele el aire que entra en mi cuerpo al respirar,
me duele el orgullo que me persigue, que me ciega y me hace tropezar.
Dime tú, ¿dónde está la sangre que se fundió con la arena?
Contéstame al menos, si la última palabra merece la pena.
Alza tu vista y dime que ves lo que sólo se ve si se dice,
sólo poniéndole nombre, sólo susurrándolo, sólo así es,
y vive.
Vive en el siempre de un espejo de tiempo intangible,
es en un reflejo sin testigos, pues no son si no en convite.
Dulce vagar de lo que escapa como sólo la lluvia escapa,
de lo que nunca acaece ni termina, tal es su estampa.
Tú, sedúceme y corrómpeme, se mi excusa sin condición,
se el recuerdo que me recuerda olvidar,
que las cosas olvidadas, de mero estar sin ser,
tienen la última palabra, aunque carezcan de perdón.
me duele el orgullo que me persigue, que me ciega y me hace tropezar.
Dime tú, ¿dónde está la sangre que se fundió con la arena?
Contéstame al menos, si la última palabra merece la pena.
Alza tu vista y dime que ves lo que sólo se ve si se dice,
sólo poniéndole nombre, sólo susurrándolo, sólo así es,
y vive.
Vive en el siempre de un espejo de tiempo intangible,
es en un reflejo sin testigos, pues no son si no en convite.
Dulce vagar de lo que escapa como sólo la lluvia escapa,
de lo que nunca acaece ni termina, tal es su estampa.
Tú, sedúceme y corrómpeme, se mi excusa sin condición,
se el recuerdo que me recuerda olvidar,
que las cosas olvidadas, de mero estar sin ser,
tienen la última palabra, aunque carezcan de perdón.
sábado, 10 de marzo de 2012
Puntos de vista.
Tenía una buena vista desde allí. En aquel bar, un poco al fondo en las últimas mesas notoriamente más gastadas por el paso del tiempo, me mantenía oculto de las curiosas miradas de los habituales del bar, mas sin llegar a perder la noción de lo que me rodeaba. Inmerso en mis líneas, alternaba sorbos entre un café ya medio frío que se ahogaba en sus últimas gotas y miradas al ventanal de la entrada del café que, aunque lejos de mi, me acercaba a los transeúntes solitarios que caminaban bajo la lluvia. Esa lluvia... los convertía en simples espectros; ausencias difuminadas bajo el manto de agua que caía implacable sobre las ya pulidas calles y que me permitía ver sin ser visto. Invitaba a la reclusión y al pensamiento como sólo la lluvia puede hacer, y sin embargo no era capaz de bajar la mirada, atraído por ese magnetismo que producen las cosas que carecen de más propósito que el de su existencia. Sólo oía algún que otro ruido de la máquina de café y de algún pocillo vacío posándose sobre un plato color blanco marfil y, de fondo, el ruido de las pequeñas gotas de agua que, luchando contra las aceras en una batalla perdida ya de antemano, se rompían contra la dura superficie inundando mi conciencia.
Mis ojos vieron entonces una discreta figura que se había mantenido quieta desde el principio, pero que mis ojos no habían llegado a ver. Un pequeño perro me miraba desde el otro lado del vidrio, empapado aunque impasible bajo su calado cuerpo.Qué forma tenía de mirarme... No llegaba a ver sus ojos desde la distancia, pero los sentía; los sentía mirándome, observándome, rodeándome casi como si fueran míos.
Ese perro, esos ojos, esa lluvia, esa calle, ese café, ese cristal, ese hombre que me miraba desde el interior con sus extraños ojos negros, esos ojos negros que sin saber por qué me resultaban tan familiares... Derrepente tomé conciencia del frío que hacía y de que estaba empapado. Decidí irme, la mirada de aquel hombre comenzaba a inquietarme.
Mis ojos vieron entonces una discreta figura que se había mantenido quieta desde el principio, pero que mis ojos no habían llegado a ver. Un pequeño perro me miraba desde el otro lado del vidrio, empapado aunque impasible bajo su calado cuerpo.Qué forma tenía de mirarme... No llegaba a ver sus ojos desde la distancia, pero los sentía; los sentía mirándome, observándome, rodeándome casi como si fueran míos.
Ese perro, esos ojos, esa lluvia, esa calle, ese café, ese cristal, ese hombre que me miraba desde el interior con sus extraños ojos negros, esos ojos negros que sin saber por qué me resultaban tan familiares... Derrepente tomé conciencia del frío que hacía y de que estaba empapado. Decidí irme, la mirada de aquel hombre comenzaba a inquietarme.
domingo, 4 de marzo de 2012
El tiovivo.
Sinceramente no creo que sirva de nada preocuparse por el futuro. Déjame que me explique: nosotros somos dueños de nuestro pasado, y del presente nadie tiene las riendas, pero ¿el futuro? Reconozco que es algo demasiado ajeno a mí como para sentirme angustiado por lo que me pueda deparar. Lo cierto es que yo creo que no somos más que una composición de todas las cosas que nos rodean y que nos han ido rodeando a lo largo de nuestras vidas. Piénsalo. ¿No te suena maravilloso pensar que no somos más que un conjunto colores, fragancias, texturas, sabores, sensaciones, ambientes, sonidos, ruidos... todos mezclados en una especia de atracción de feria que de tanto girar ya no se puede distinguir las partes? ¡Un tiovivo! Eso es. Es algo así como si nuestras vidas fueran un tiovivo, cada uno con sus propios caballitos, colores y música, que unas veces gira sobre sí mismo, y otras veces se deja llevar por los diferentes parajes que ante sí se van descubriendo. ¿Montamos? Tú no te preocupes por nada, yo me encargo de todo. En este tiovivo todo es posible. Podemos ir a donde te apetezca. Si quieres un viaje por este parque de atracciones, yo te llevo. Si quieres mirar a las nubes y que sean ellas quienes te quieran buscar el sentido a ti, yo haré que así sea. Embarquémonos en este loco carrusel de caballitos que sueñan con ser libres y escuchemos las historias que nos quieran contar. Hagámonos sus amigos y confidentes, pues son ellos quienes nos han de llevar por el devenir de nuestras vidas, ¿quieres venir? Yo te invito. Sólo dejemos que el ruido de fondo nos acune en su mecedora monotonía, y antes de que nos demos cuenta estaremos a lomos de los caballos del tiovivo...
Bonita teoría, ¿No te parece? Pero... ¿y si no fuera sólo una teoría? Quien sabe, supongo que de falsas esperanzas también se puede vivir...
Bonita teoría, ¿No te parece? Pero... ¿y si no fuera sólo una teoría? Quien sabe, supongo que de falsas esperanzas también se puede vivir...
lunes, 20 de febrero de 2012
Cansancio...
Me siento cansado. No se de que, ni porque, ni cuando ni como ni nada, pero me siento cansado. De repente me levanté un dia adormecido y todavia sigo esperando despejarme, librarme del manto de hipócrita serenidad que me calienta la cabeza pero me deja frios los pies.
Mis ojos se cierran pesados, tan solo accediendo a abrirse porque saben que en breves se volveran a cerrar. Mis piernas se mueven despacio, deseando posarse en el suelo a descansar hasta que se tengan que mover para adelantar a su vecina y volver a estar quieta. Me encuantro cansado, adormecido, apesadumbrado, roto e incluso aborrecido de mi mismo. Me encuentro harto de estar cansado, adormecido, apesadumbrado roto y aborrecido de mi mismo, y me siento harto de estar harto. Soy como el pez que se muerde la cola. Mejor dicho, soy como el pez que ya se ha comido toda la cola y que ahora se come la cabeza, agobiado ante la perspectiva de parar de comerse. Soy pereza obligada, tapadera de ese repentino cansacio que desde aquel fatidico dia se ha convertido en ifausto compañero de viaje. Soy un barco que navega a dos velas; a la deriva en un mar de falsa calma que no tiene rumbo porque el capitan esta en la bodega emborrachandose con los marineros.
A veces me siento solo y falto de compañia, y otras veces huyo del calor humano e incluso de mi propia conciencia, porque hasta ella le hace compañia a este corazon mal parcheado. En ocasiones el propio sonido de mi voz me resulta hostil y me asusto del relejo de mi mirada en los espejos. En ocasiones no me encuentro donde estoy y en ocasiones no estoy mas que en cuerpo, y ni tan siquiera eso. Y me encuentro cansado. El eco de los recuerdos rasca las costras mal curadas de mi incansable palpitar, haciendo que la sangre brote...una vez mas.
Me siento enfermo, pero la cordura que me falta no es mas que la que me sobraria en caso de estar cuerdo, asique de que me sirve? De que me sirve pensar en si la realidad lo es en verdad, o si todo lo que veo y aprecio no son mas que la invencion de una conciencia desquiciada ya acostumbrada a la desesperanza? Hace ya tiempo que deje de buscarle el sentido a una vida que carece de el, pero la miel jugosa de las utopias roza mis labios una y otra vez, creandoles las ganas de querer probar mas y cerrando asi este circulo desquiciante en cuyas paredes no hay mas rejas que las de mi propia alma.
Mis ojos se cierran pesados, tan solo accediendo a abrirse porque saben que en breves se volveran a cerrar. Mis piernas se mueven despacio, deseando posarse en el suelo a descansar hasta que se tengan que mover para adelantar a su vecina y volver a estar quieta. Me encuantro cansado, adormecido, apesadumbrado, roto e incluso aborrecido de mi mismo. Me encuentro harto de estar cansado, adormecido, apesadumbrado roto y aborrecido de mi mismo, y me siento harto de estar harto. Soy como el pez que se muerde la cola. Mejor dicho, soy como el pez que ya se ha comido toda la cola y que ahora se come la cabeza, agobiado ante la perspectiva de parar de comerse. Soy pereza obligada, tapadera de ese repentino cansacio que desde aquel fatidico dia se ha convertido en ifausto compañero de viaje. Soy un barco que navega a dos velas; a la deriva en un mar de falsa calma que no tiene rumbo porque el capitan esta en la bodega emborrachandose con los marineros.
A veces me siento solo y falto de compañia, y otras veces huyo del calor humano e incluso de mi propia conciencia, porque hasta ella le hace compañia a este corazon mal parcheado. En ocasiones el propio sonido de mi voz me resulta hostil y me asusto del relejo de mi mirada en los espejos. En ocasiones no me encuentro donde estoy y en ocasiones no estoy mas que en cuerpo, y ni tan siquiera eso. Y me encuentro cansado. El eco de los recuerdos rasca las costras mal curadas de mi incansable palpitar, haciendo que la sangre brote...una vez mas.
Me siento enfermo, pero la cordura que me falta no es mas que la que me sobraria en caso de estar cuerdo, asique de que me sirve? De que me sirve pensar en si la realidad lo es en verdad, o si todo lo que veo y aprecio no son mas que la invencion de una conciencia desquiciada ya acostumbrada a la desesperanza? Hace ya tiempo que deje de buscarle el sentido a una vida que carece de el, pero la miel jugosa de las utopias roza mis labios una y otra vez, creandoles las ganas de querer probar mas y cerrando asi este circulo desquiciante en cuyas paredes no hay mas rejas que las de mi propia alma.
sábado, 11 de febrero de 2012
Acción, reacción.
- ...ya estoy harto! ¿Es que no se dan cuenta de que así no funcionan las cosas? No quiero que mi vida se convierta en un impuesto más a pagar por tener eso a lo que llaman seguridad; que nos venden como si tuvieran opción de no darnos para luego reclamarnos como si les perteneciera! Que no es para tanto, que no me ponga así me dicen. ¿y cómo pretenden que me ponga? Si, ya se que me harán pagar por esto, pero ¿se puede saber qué más nos pueden quitar? En la escuela nos hacen estudiar los tiempos verbales sin darse cuenta de que todos los pasados son imperfectos y que los futuros no pintan mejor, nos venden el mundo laboral como esa guerra en la que tenemos que luchar para sobrevivir cuando son ellos los que nos tiran las bombas! Pan y...
-¡Basta ya!
- ¡Pan y circo! Es ahí donde se han quedado. Pan y circo para el pueblo, ¿verdad? Ese pan tan podrido y lleno de gusanos que ni ellos mismo son capaces de tragar y ese circo que...
- ¡He dicho que ya basta! ¡Vaya usted a dirección ahora mismo! ¡Nunca había visto tal despropósito de insensateces salir de una boca! ¡A dirección he dicho! ¡Todos callados mientras acompaño a este adefesio de alumno al director. No quiero oír ni una palabra, ¡y pobre del que pille hablando! Usted venga conmigo...
-¡Basta ya!
- ¡Pan y circo! Es ahí donde se han quedado. Pan y circo para el pueblo, ¿verdad? Ese pan tan podrido y lleno de gusanos que ni ellos mismo son capaces de tragar y ese circo que...
- ¡He dicho que ya basta! ¡Vaya usted a dirección ahora mismo! ¡Nunca había visto tal despropósito de insensateces salir de una boca! ¡A dirección he dicho! ¡Todos callados mientras acompaño a este adefesio de alumno al director. No quiero oír ni una palabra, ¡y pobre del que pille hablando! Usted venga conmigo...
miércoles, 8 de febrero de 2012
Divagaciones, nada más...
La ambrosía de los dioses ha perdido su sabor. El cielo ya no ilumina a nadie, y no hay más camino a seguir que los senderos de antaño ya abandonados, retomados ahora bajo el sobrenombre de recuerdos, pero con el mal sabor que tiene aquello que lleva mucho tiempo guardado, a menudo ya podrido. Al Sol sólo le queda luz para la Luna, como el viejo moribundo al que sólo le quedan fuerzas para sus nietos, viva imagen de su juventud...y vivo reflejo de su muerte. Testigos involuntarios del declive de lo imperecedero, no hay más juventud que la que nos brindan las arrugas el el alma...y no hay más.
¿La conclusión? No siempre tiene por qué haber. Yo aún no he encontrado la mía, pero quien quiera es libre de buscar.
¿La conclusión? No siempre tiene por qué haber. Yo aún no he encontrado la mía, pero quien quiera es libre de buscar.
lunes, 23 de enero de 2012
Recelo, amor y voz.
Sólo tengo recelo para las lecciones magistrales, que animan antes a la admiración que al aprendizaje; recelo para los grandes predicadores, que pierden el mensaje entre alabanzas y meditaciones; recelo para las clasificaciones, que conectan lo inconexo, y hacen igual lo dispar; recelo para las generalizaciones, que el que mucho abarca poco aprieta. Recelo para los tópicos, que de gastados que están ya ni son; recelo para las costumbres, que de tanto llevarse a cabo ya carecen de propósito alguno; recelo para las apariencias, que siempre dicen ser lo que no son; recelo para todo aquello que no sea espontáneo, pues solamente lo inmediato carece de malicia.
Sólo sobre la marcha se aprende, sólo el boca a boca te enseñará, sólo viajando descubrirás los diferentes paisajes habidos y por descubrir, y sólo gritando entre susurros te darás cuenta de que las apariencias engañan.
Ponme voz, hagamos del amor un tópico, y entre sorpresa y sorpresa el resto ya lo iremos improvisando.
martes, 17 de enero de 2012
¿Te acuerdas?
Somos lo que nos han hecho ser. Somos los recuerdos que tenemos y las acciones que hemos hecho, aunque sólo hacemos lo que recordamos, y sólo recordamos lo que hacemos... a veces también lo que no.
Vivimos de memoria. Pues sin los frutos del pasado el presente es infructuoso, y si no recordamos quiénes somos, no somos más que entes que dejan el tiempo pasar, con el único fin de esperar en eterno letargo a que el devenir de las incansables agujas nos traiga nuevos recuerdos que nos hagan ser alguien otra vez. Los recuerdos nos condicionan tanto como nos ayudan, y nos ayudan tanto como nos perjudican, pero si acaso el pasado nos puede ayudar en el presente, ¿qué menos podría hacer, teniendo en cuenta que si estamos donde estamos es porque aquí nos ha traído lo que en el pasado hemos hecho?
Reminiscencias del pasado que nos recuerdan quiénes somos como letanías a la esperanza en las que nadie contesta... No somos más que acciones sin resolver, no somos más que recuerdos, no somos más que lo que tú quieras que seamos....
Ecos en la lejanía que le gritan al porvenir. Eso somos. O eso creemos ser.
lunes, 9 de enero de 2012
Presentémonos
Sólo somos ego e ilusiones. Ego para sentir que somos alguien, para sentir que no somos uno más, o una más, si no que somos diferentes, aún a sabiendas de que no es así. Ilusión porque es lo único que logra poner freno a nuestro ego: la inocencia de las ilusiones que tenemos que, por creer en ellas, nos hacen vulnerables y fuertes al mismo tiempo. Necesitamos sentirnos importantes. Nuestro ego lo necesita. Necesitamos poder ignorar para sentirnos importantes. Esa necesidad de sentirnos especiales aún a sabiendas que no lo somos, de menospreciar por el mero hecho de autoconcedernos una importancia desmerecida en comparación con eso que creemos inferior es, en parte, lo que acrecenta nuestro ego y nos hace olvidar las ilusiones. Incluso cuando ayudamos lo hacemos para sentirnos bien con nosotros mismos, dado que de lo contrario no lo haríamos. En el fondo también para eso escribimos, para sentirnos los dueños y señores de unos cuantos personajes garabateados con mala letra en unos folios que no tardarán en ser olvidados. Ignoramos, menospreciamos, o directamente no le concedemos importancia alguna a cosas por culpa de esos prejuicios que nos formamos con tal de sentirnos más importantes... o menos inseguros. Por que si no te adaptas a lo que se supone son los moldes de la sociedad, serás tachado de bicho raro y apartado de esta.
De esos personajes olvidados, de esas ideas que tenemos miedo a expresar, de esas cosas ignoradas por los prejuiciosos, de meros pensamientos que surgen para luego desaparecer y, en definitiva, de esas ilusiones que nos mantienen con vida es de lo que tratará este blog, pues no son otra cosa que los imprescindibles componentes de ese ruido de fondo que siempre está ahí, ignorado pero a sabiendas importante en su humildad.
De esos personajes olvidados, de esas ideas que tenemos miedo a expresar, de esas cosas ignoradas por los prejuiciosos, de meros pensamientos que surgen para luego desaparecer y, en definitiva, de esas ilusiones que nos mantienen con vida es de lo que tratará este blog, pues no son otra cosa que los imprescindibles componentes de ese ruido de fondo que siempre está ahí, ignorado pero a sabiendas importante en su humildad.
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