Me siento cansado. No se de que, ni porque, ni cuando ni como ni nada, pero me siento cansado. De repente me levanté un dia adormecido y todavia sigo esperando despejarme, librarme del manto de hipócrita serenidad que me calienta la cabeza pero me deja frios los pies.
Mis ojos se cierran pesados, tan solo accediendo a abrirse porque saben que en breves se volveran a cerrar. Mis piernas se mueven despacio, deseando posarse en el suelo a descansar hasta que se tengan que mover para adelantar a su vecina y volver a estar quieta. Me encuantro cansado, adormecido, apesadumbrado, roto e incluso aborrecido de mi mismo. Me encuentro harto de estar cansado, adormecido, apesadumbrado roto y aborrecido de mi mismo, y me siento harto de estar harto. Soy como el pez que se muerde la cola. Mejor dicho, soy como el pez que ya se ha comido toda la cola y que ahora se come la cabeza, agobiado ante la perspectiva de parar de comerse. Soy pereza obligada, tapadera de ese repentino cansacio que desde aquel fatidico dia se ha convertido en ifausto compañero de viaje. Soy un barco que navega a dos velas; a la deriva en un mar de falsa calma que no tiene rumbo porque el capitan esta en la bodega emborrachandose con los marineros.
A veces me siento solo y falto de compañia, y otras veces huyo del calor humano e incluso de mi propia conciencia, porque hasta ella le hace compañia a este corazon mal parcheado. En ocasiones el propio sonido de mi voz me resulta hostil y me asusto del relejo de mi mirada en los espejos. En ocasiones no me encuentro donde estoy y en ocasiones no estoy mas que en cuerpo, y ni tan siquiera eso. Y me encuentro cansado. El eco de los recuerdos rasca las costras mal curadas de mi incansable palpitar, haciendo que la sangre brote...una vez mas.
Me siento enfermo, pero la cordura que me falta no es mas que la que me sobraria en caso de estar cuerdo, asique de que me sirve? De que me sirve pensar en si la realidad lo es en verdad, o si todo lo que veo y aprecio no son mas que la invencion de una conciencia desquiciada ya acostumbrada a la desesperanza? Hace ya tiempo que deje de buscarle el sentido a una vida que carece de el, pero la miel jugosa de las utopias roza mis labios una y otra vez, creandoles las ganas de querer probar mas y cerrando asi este circulo desquiciante en cuyas paredes no hay mas rejas que las de mi propia alma.
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