Puede que, si las circunstancias son propicias y el tiempo lo permite; si todo encaja y nada falta ni falla, en algún momento, instante, contexto quepa la remota y poco probable posibilidad, más condicional que realista, más fantasiosa que posible y, seamos realistas, más hipotética que veraz, de que los condicionales y circunstanciales azares de la realidad salven sus diferencias con lo plausible y se fundan dando así el suero que disuelva a los confusos pero densos rencores que conmigo mismo tengo, permitiendo al fin que la sangre vuelva a correr por mis venas e inunde mi corazón.
Hasta entonces, esperaré donde estoy...
...Donde tú me dejaste.
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