Estoy
a la deriva
y
no encuentro los manguitos.
El
mar abierto
me
da claustrofobia
y
no,
no
quiero aprender a nadar.
Tengo
un poco de agua,
una
bengala,
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chinchetas
y
mucho tiempo.
Con
el agua
he
regado las algas
a
ver si me dan
algo
de sombra;
la
bengala
descansa
en las profundidades
(no
quería provocar
un
incendio en la balsa),
y
con las chinchetas
me
he hecho una sopa de mar
que
me ha quedado
ligeramente
sosa.
Menos
mal
que
soy inmortal,
porque
con el tiempo,
con
todo este tiempo,
si
que no se qué hacer,
y
no se si aguantaría
toda
una vida
a
la deriva
sin
tirarme al mar.
Menos
mal
que
soy inmortal.
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