lunes, 24 de septiembre de 2012

Los charcos reflejan mejor.

Reflejos e ideas. Son todo lo que soy, pues son lo único que me garantiza. Son los reflejos, ya de los espejos, ya de los charcos, ya de los demás, lo que me recuerda que aún sigo aquí, que no me he ido. Son las ideas que, huérfanas de una cabeza mejor, acuden a mi, las que me recuerdan que no estoy vacío por dentro, o al menos por ahora.
Superficie e interior. Son mi esencia y mi envoltura las que me hacen sentir casi completo, pero la ambigüedad de ambas es lo que hace que en su reciprocidad esté mi perdición. En mi concreto muere mi real, y en mi ideal nace mi ingenio, pero este no hace más que sucumbir a la tentación del concreto, y ahí vuelta a empezar.
Solamente en lo abstracto existe lo que de verdad es real, y según se señala con el dedo va perdiendo su esencia, su magia, tal es su fragilidad.
Al final, lo único que queda del genio es lo que resta entre el camino del concepto al papel, y de las sonrisas de complicidad que antaño me devolvía el espejo ya no queda más que el recuerdo, la idea, la esencia.
Sólo reflejos e ideas... y algo de suerte, claro. La suerte nunca se olvida.

2 comentarios:

  1. "La suerte nunca se olvida" ;) Muy buena Stromb.
    PD: Cómo se nota que estamos dando Platón, eh? Jajajajaja

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  2. Lo de "la suerte nunca se olvida" va para tatuaje, y que conste que lo escribí bastante antes de empezar a dar a Platón jajaja

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