jueves, 22 de septiembre de 2016

Confesiones en La mayor.

Para ciertas cosas no hay obstáculos. Nada estorba para vivir arrancando pétalos a la flor que la piel es, o para jugar al "me quiere o no me quiere" con el espejo, o para buscar en la melodía la clave que convierta la lisa pared en escalón al techo.
El beso al filo de terciopelo, el sexo con la fantasía del sexo, la crucifixión con clavos de caramelo. El mundo se convierte en poca cosa cuando la magia brota y las circunstancias y contextos se derriten bajo el calor de un alma desbocada, dando cariño con los labios diga lo que diga la boca, sintiendo como un latido cada nota que explota. Palpitando con la música. Gozando del momento. Aborreciendo tanta luz. Voy a tener que romper una farola.

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