lunes, 23 de enero de 2012

Recelo, amor y voz.

    Sólo tengo recelo para las lecciones magistrales, que animan antes a la admiración que al aprendizaje; recelo para los grandes predicadores, que pierden el mensaje entre alabanzas y meditaciones; recelo para las clasificaciones, que conectan lo inconexo, y hacen igual lo dispar; recelo para las generalizaciones, que el que mucho abarca poco aprieta. Recelo para los tópicos, que de gastados que están ya ni son; recelo para las costumbres, que de tanto llevarse a cabo ya carecen de propósito alguno; recelo para las apariencias, que siempre dicen ser lo que no son; recelo para todo aquello que no sea espontáneo, pues solamente lo inmediato carece de malicia.
    Sólo sobre la marcha se aprende, sólo el boca a boca te enseñará, sólo viajando descubrirás los diferentes paisajes habidos y por descubrir, y sólo gritando entre susurros te darás cuenta de que las apariencias engañan. 
    Ponme voz, hagamos del amor un tópico, y entre sorpresa y sorpresa el resto ya lo iremos improvisando.

martes, 17 de enero de 2012

¿Te acuerdas?

    Somos lo que nos han hecho ser. Somos los recuerdos que tenemos y las acciones que hemos hecho, aunque sólo hacemos lo que recordamos, y sólo recordamos lo que hacemos... a veces también lo que no.
    Vivimos de memoria. Pues sin los frutos del pasado el presente es infructuoso, y si no recordamos quiénes somos, no somos más que entes que dejan el tiempo pasar, con el único fin de esperar en eterno letargo a que el devenir de las incansables agujas nos traiga nuevos recuerdos que nos hagan ser alguien otra vez. Los recuerdos nos condicionan tanto como nos ayudan, y nos ayudan tanto como nos perjudican, pero si acaso el pasado nos puede ayudar en el presente, ¿qué menos podría hacer, teniendo en cuenta que si estamos donde estamos es porque aquí nos ha traído lo que en el pasado hemos hecho? 
    Reminiscencias del pasado que nos recuerdan quiénes somos como letanías a la esperanza en las que nadie contesta... No somos más que acciones sin resolver, no somos más que recuerdos, no somos más que lo que tú quieras que seamos....
    Ecos en la lejanía que le gritan al porvenir. Eso somos. O eso creemos ser.


lunes, 9 de enero de 2012

Presentémonos

  Sólo somos ego e ilusiones. Ego para sentir que somos alguien, para sentir que no somos uno más, o una más, si no que somos diferentes, aún a sabiendas de que no es así. Ilusión porque es lo único que logra poner freno a nuestro ego: la inocencia de las ilusiones que tenemos que, por creer en ellas, nos hacen vulnerables y fuertes al mismo tiempo. Necesitamos sentirnos importantes. Nuestro ego lo necesita. Necesitamos poder ignorar para sentirnos importantes. Esa necesidad de sentirnos especiales aún a sabiendas que no lo somos, de menospreciar por el mero hecho de autoconcedernos una importancia desmerecida en comparación con eso que creemos inferior es, en parte, lo que acrecenta nuestro ego y nos hace olvidar las ilusiones. Incluso cuando ayudamos lo hacemos para sentirnos bien con nosotros mismos, dado que de lo contrario no lo haríamos. En el fondo también para eso escribimos, para sentirnos los dueños y señores de unos cuantos personajes garabateados con mala letra en unos folios que no tardarán en ser olvidados. Ignoramos, menospreciamos, o directamente no le concedemos importancia alguna a cosas por culpa de esos prejuicios que nos formamos con tal de sentirnos más importantes... o menos inseguros. Por que si no te adaptas a lo que se supone son los moldes de la sociedad, serás tachado de bicho raro y apartado de esta.
  De esos personajes olvidados, de esas ideas que tenemos miedo a expresar, de esas cosas ignoradas por los prejuiciosos, de meros pensamientos que surgen para luego desaparecer y, en definitiva, de esas ilusiones que nos mantienen con vida es de lo que tratará este blog, pues no son otra cosa que los imprescindibles componentes de ese ruido de fondo que siempre está ahí, ignorado pero a sabiendas importante en su humildad.