domingo, 7 de diciembre de 2014

Vuelta a casa.

Siento que no se hacer más que vivir. Que soy sentimiento que se acepta y se niega a la vez, pidiendo números donde solo hay letras. Oigo música en mi piel, piel grisácea y marcada, tan mía como de cualquiera que la haya hecho sentir viva. Todo propósito muere por tener fin más allá del momento, pues es el instante el que otorga y el segundo el que existe. Yo no se si existo, sé que soy latido hecho momento, y momento hecho carne. Del resto pienso pero no opino, creo alguna vez, y a menudo disfruto.
Nada más humano, y por lo tanto más escaso, que aceptar sin resignación y luchar más allá del orgullo. Vivir como remedio a haber nacido, don, castigo, nunca regalo, si acaso suerte. VIVO.